Por Raúl Gorrín.- ¡Ser felices! ¿Quién no aspira serlo?
¡Todos! ¡Hasta las empresas!
Desde tiempos de Aristóteles se pregona que el fin máximo
que persigue el hombre es ser feliz, un deseo que no se quedó en el pasado,
sino que llegó hasta hoy, y estamos seguros que por siempre seguirá siendo una
gran aspiración humana.
En las organizaciones el asunto no es diferente, tanto así
que los estudios han determinado que cuando los trabajadores se sienten felices
aumenta su motivación y esto se refleja en su desempeño y, por ende, en su
productividad.
Ahora bien, ¿pueden las empresas también ser felices?
Pues aunque muchos no lo crean, los especialistas aseguran
que sí.
Una felicidad que se refleja en los números, pues se ha
establecido que cuando las organizaciones logran este estado son 31 por ciento
más productivas.
El clima laboral, definitivamente, es determinante en el
nivel de productividad de los trabajadores, tanto en forma individual como en
colectivo, al igual que lo es para la empresa.
Sin duda la relación felicidad-productividad es fundamental
por lo que significa en términos de ingresos para las organizaciones, en virtud
de que al incrementarse la productividad la rentabilidad igualmente aumenta.
Pero la felicidad también repercute en la salud física y
mental de los trabajadores, pues se desempeñan en una ambiente laboral
favorable, agradable. Tanto así que, según el estudio, los empleados que
desarrollan su talento en empresas y emprendimientos felices tienen probabilidad
de ser 21 por ciento más saludable que aquellos trabajadores considerados
infelices.
¿Increíble, verdad?
Pero hay más, esta situación, además, reduce dramáticamente
las bajas médicas, así como en la disminución de la fuga de talentos.
Por otra parte, está completamente comprobado que la felicidad
no está reñida con la eficiencia como tienden a creer algunos empresarios que
estiman que el clima laboral tenso y exigente favorece la competitividad entre
los trabajadores. Esto, a su vez, redunda en eficiencia, rendimiento y productividad.
Una falsa creencia, según lo han establecido las nuevas
investigaciones.
Es más, se cree ahora que la eficiencia y la productividad pueden
aumentar en el breve plazo cuando el trabajador es sometido a presión y estrés,
pero la situación revierte al poco tiempo.
Lo pertinente es que las organizaciones fomenten el
bienestar y la felicidad de los directivos y empleados, a través de políticas
de incentivo y motivación.
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