Por Raúl Gorrín,- El optimismo es la expectativa que tenemos de que nos
ocurrirán más cosas buenas que malas. En el lenguaje cotidiano, optimismo
significa pensamiento positivo. El cual tiene connotaciones ilusorias y de
ingenuidad, pero las investigaciones muestran que el pensamiento positivo tiene
numerosos beneficios.
El optimismo ha sido estudiado ampliamente por expertos en
psicología positiva, y lo asociamos con un mejor estado de ánimo, mayor
satisfacción con la vida; éxito en la escuela, en el amor, en el trabajo y los
deportes; buena salud; y una vida más larga. Asimismo, las personas que
pensamos positivamente también somos menos propensas a experimentar accidentes
traumáticos como infartos, accidentes cerebrovasculares, estrés, hipertensión
etc.
Investigaciones realizadas sobre el tema nos revelan que el
optimismo protege contra los efectos debilitantes de los eventos negativos. Nos
muestran que una visión positiva se asocia con el bienestar físico, psicológico
y social. Arrojan datos que evidencian que las ilusiones positivas son
beneficiosas y muestran un marcado contraste con los argumentos teóricos
desarrollados por los psicólogos tradicionales acerca de que el realismo y la
precisión son los rasgos distintivos de la salud emocional como la felicidad,
la alegría, el buen ánimo, buen humor e incluso el éxito.
De igual manera indican que los efectos que un evento tiene en
nosotros no se debe únicamente al hecho mismo, sino a cómo lo percibimos e interpretamos.
El pensamiento eficaz implica un replanteamiento positivo, así como las
actitudes positivas pueden motivarnos a participar en una acción constructiva.
Cuando pensamos que nos ocurrirán cosas
buenas, estamos propensos a que en realidad ocurrirán.
Estar entusiasmados nos permitirá tener confianza en nosotros
mismos lo cual nos ayudará a hacer frente a la vida mucho mejor. Los optimistas
tenemos menos problema en la vida, mientras que las personas con una actitud
desesperada pueden desarrollar incluso hasta enfermedades crónicas. Existe
menor riesgo de muerte en las personas que tenemos un mayor grado de optimismo,
ya que no solemos sufrir de hipertensión o de un elevado estrés.
¿Qué parte del pesimismo o
el optimismo heredamos? Esta respuesta no está todavía clara, pero sí se sabemos
que diferentes acontecimientos en la infancia pueden influir en la forma de ser
para el resto de nuestra vida. Por lo tanto el optimismo o el entusiasmo no es
más que la visión que tenemos de nosotros mismos, nuestros
rasgos físicos y psicológicos, cualidades y defectos y; por encima de todo,
nuestra autoestima, componente principal del concepto de lo que somos.
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