Por Raúl Gorrín.- La vida del hombre es una evolución
constante desde que nacemos hasta el último de nuestros suspiros. Es ley de
vida, así ha sido, así es y así debe seguir siendo. Venir al mundo para estancarnos
y negarnos al cambio es un grave error.
Así debe ser igual con las organizaciones, deben crecer,
desarrollarse, expandirse.
Es lógico que el ser humano quiera mantener una conducta que
le funcione y arroje buenos resultados, pero la misma dinámica de la vida
establece que este comportamiento debe igualmente evolucionar como lo hace el
entorno y las circunstancias que nos rodean.
De no hacerlo, simplemente esa conducta que en un momento de
nuestras vidas funcionó, ya no lo hará en el futuro cuando nuestra dinámica
haya evolucionado.
Los cambios, obviamente conllevan riesgos que hay que
asumir, es parte del crecimiento y desarrollo, tanto personal como profesional
y organizacional. Querer mantenerse en la zona de confort tarde o temprano se
convertirá en una conducta obstructiva.
Las personas sienten miedo ante el cambio pues no saben qué
hacer ante las nuevas circunstancias; se sienten atrapadas y no saben cómo
hacerle frente a la nueva realidad.
Lo peor, es que muchas veces las personas se niegan al
cambio simplemente porque prefieren mantenerse tal y como están.
Estamos ante un problema de información, capacidad y
motivación.
Al lograr identificar la causa de su miedo, le será más
fácil enfrentar el problema y salir adelante en pos del cambio y la evolución.
Sólo sobrevivirán quienes se adapten a los cambios, esa es
la mejor estrategia a seguir.
La negativa a cambiar se debe, por lo general, a que la
persona u organización no puede visualizar la forma de adaptarse a las nuevas
circunstancias.
Se le teme al nuevo plan estratégico porque no se recibe una
clara información acerca de lo que el plan significa y porque no se aportan las
herramientas para abordarlo. No conocer algo implica no saber si se cuenta con
las habilidades para hacerle frente.
Una vez que se reciba la información adecuada, lo que
procede es ver cómo con nuestras habilidades y destrezas actuales podemos
abordar el cambio, lo otro es capacitarnos para aprender nuevas habilidades.
Cuando las personas simplemente se niegan al cambio es
preciso activar las motivaciones y en ello los anteriores aspectos, información
y capacitación son vitales.
Entre los mayores motivadores está la necesidad. Ella nos
impulsa hacia adelante y si para satisfacerla es preciso cambiar, entonces hay
embarcarse en el autobús de las transformaciones y la evolución y seguir
adelante.
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