Por Raúl Gorrín.-
Desde un enfoque sistémico el coaching examina la familia empresarial, laboral,
comunitaria en fin a las organizaciones en general. Estudia la
actitud del ser humano, basada en la percepción que tiene del mundo real.
Aplica
su dinámica de manera individual o grupal, siendo muy común en equipos de
trabajo. Ayuda a cada persona a contribuir efectivamente a un sistema mayor, a
través de la creación de circunstancias, actitudes y experiencias nuevas y
coherentes.
El coaching sistémico
también nos ayuda avanzar hacia nuevos y más elevados niveles de desarrollo
personal, profesional y organizacional, obteniendo resultados de mayor impacto
con base en altos estándares de desempeño, ética profesional y calidad de vida.
Emplea una técnica que no permite alcanzar un orden diferente
para el diario acontecer, con mayor efectividad, potencia las actuaciones,
claridad en la visión y firmeza en las decisiones.
Cuando
se realiza individualmente se enfocan en el desarrollo de los procesos internos
de la persona lo cual le permite tener mejores resultados, mientras que los
coaches que trabajan con equipos se centran en los procesos internos del
equipo, o en las dinámicas que se producen entre los miembros.
Realizar
sesiones de coaching sistémico ya sea individualmente o en las empresas;
particularmente como empresarios nos ayuda a entender los procesos de nuestra organización
analizando cuáles son útiles y modificando aquellos que están generando conflicto
para que tengan un efecto positivo en los empleados en forma grupal e
individual.
El
coaching sistémico también enfoca su práctica en:
·
Acompañar a los
clientes a hacerse cargo de sí mismos, sin ayudas externas
·
Analiza la relación
de igual a igual con el cliente, jamás lo ve como desvalido o víctima de las
circunstancias
·
Nos motiva a
mantenernos imparcial siempre con una actitud mediadora entre todas las partes
que intervienen en una situación, se encuentren presentes o no
·
Constantemente nos
impulsa a trabajar en nuestros propios procesos personales, para poder
acompañar al cliente de la mejor manera
·
Se respeta el
proceso y la percepción del cliente, a partir de allí puede acompañarle en su
propio mundo, sin juzgarlo o tener ideas preconcebidas de él o su dinámica
·
Se acompaña al cliente
a percibir con amplitud y coherencia al momento de tomar la decisión por la
compra de un producto.
·
Promueve en el
cliente la toma de sus propias decisiones a través de la reflexión sobre todos
los factores y sus consecuencias,
·
Ayuda además que
el cliente defina sus propias necesidades
·
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