Por Raúl Gorrín.- La gestión empresarial es
multidisciplinar, está conformada por diversas áreas, tan prioritarias las unas
como la otras, son un todo que necesita andar bien eslabonado para que su
funcionamiento sea óptimo. Incluso, cada una de estas secciones probablemente
se conforme de otras subcategorías.
Ahora bien, un asunto sí es común a todas, pues involucra
todas las áreas de la organización. Hablamos de la gestión logística.
Pero, ¿qué es eso de la logística? ¿A qué se refieren cuando
tanto la citan? ¿Qué puede ser eso que tan rimbombantemente responde al nombre
de gestión logística?
Pues bien, por gestión logística habrá de entenderse toda
acción llevada a cabo por una organización con el objetivo de captar, acceder o
utilizar los recursos que se requieren para desarrollar el trabajo de la
empresa o emprendimiento.
El diccionario de la lengua española define la logística como
el “conjunto de medios y métodos necesarios para llevar a cabo la organización
de una empresa, o de un servicio, especialmente de distribución”.
En pocas palabras, cuando hablamos de logística, o mejor, de
gestión logística, estamos refiriéndonos a estrategia corporativa, todo con el
fin de optimizar, de hacer el mejor posible uso de los recursos, siempre con la
productividad, rentabilidad y rendimiento como objetivo.
La logística de toda empresa o emprendimiento debe responder
a una planificación estratégica dirigida a incrementar la competitividad de la
organización. Manejar los recursos de la forma correcta redunda en eficiencia y
eficacia al eliminarse los obstáculos de la cadena de producción de la
institución.
Igualmente, la gestión logística tiene que apuntar a la
reducción de costos, a poder tener un mejor uso de los recursos, acabando con
despilfarros o usos incorrectos de los mismos.
Del mismo modo, la adecuada logística conlleva al
mejoramiento de los niveles de calidad del producto que elabora la
organización. Al haber un correcto uso de los recursos, el mejoramiento de los
procesos y la eliminación de obstáculos, la labor debe centrarse en que el
producto y/o servicio que se tenga como resultado se haya optimizado y su
calidad se haya incrementado.
La gestión logística, como acabamos de referir, debe velar por
la eficacia de los procesos, el perfeccionamiento de los mismos, el fin de la
duplicidad de tareas, la burocracia y las zonas vacías de producción.
Para lograr una idónea gestión logística en la organización hay
que definir los indicadores de gestión, que no son otra cosa que los parámetros
que permiten verificar el cumplimiento de los objetivos planificados.
Estos indicadores son llamado KIPs y son valores,
cuantitativos o cualitativos, que suministran información sobre el nivel de
éxito de los procesos de gestión logística.
Los más empleados son: KIPs de producción, KIPs de
almacenamiento e inventario, KIPs de abastecimiento de compra, KIPs de
transporte y distribución.
Cada caso particular determina los indicadores a utilizar, los
cuales pueden ser de varios grupos distintos.
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