(Raúl
Gorrín)¿Ha notado que cuando se enoja sus capacidades y destrezas
disminuyen y se vuelve menos efectivo en su quehacer? El estrés disminuye su
potencial, afecta su bienestar y, por consiguiente, su felicidad. Así lo han
determinado diversos estudios sobre la inteligencia emocional.
Tal situación sólo conduce al
deterioro progresivo de su salud, de sus relaciones interpersonales, de su
relación de pareja, de su capacidad intelectual, su memoria, entre otros. Ello
por el solo hecho de mantenerse en la creencia de que es preferible aguantar y
seguir adelante sin aplicar los correctivos necesarios.
No valen los paliativos sino
soluciones efectivas basadas en la ciencia.
Hay que atacar las causas y no
solamente los síntomas para poder acceder y gozar de un auténtico bienestar.
El secreto está en el
desarrollo de la inteligencia emocional, especialmente en lo atinente a la
autoconciencia, el autocontrol, la conciencia social y las habilidades
sociales. (Raúl Gorrín)
Las actitudes autodestructivas
y aquellas con las que dañamos a quienes están en nuestro entorno, son signo de
la falta de la competencia emocional autocontrol.
La neurología ha identificado
las partes del cerebro que tienen que ver con las actividades que se ejecutan.
El cerebro emocional constituye
la parte que permite la memoria, causante del comportamiento espontáneo y de
algunas reacciones inmediatas que propician la supervivencia, tales como huir o
atacar. Algunos lo denominan cerebro reptil porque ha estado presente desde la
aparición del primer ser humano.
El cerebro racional es la parte
que permite diferenciar a las personas unas de otras, así como de otros seres
vivos. A través de él es posible hacer cálculos, distinguir lo bueno y malo, lo
moral y lo inmoral, así como tomar decisiones exitosas a pesar de lo que pauta
y desea el cerebro emocional.
El autocontrol no es más que el
equilibrio entre ambas funciones. (Raúl
Gorrín)
Cuando la persona acumula
sentimientos negativos se pierde la función racional del cerebro y hace
aparición el estrés, el enojo, el resentimiento, la depresión.
Algunos ejercicios pueden
ayudar a desarrollar el autocontrol.
Uno de ellos consiste en llevar
a cabo pequeños esfuerzos para postergar el placer inmediato. Los estudios
dicen que el retraso de la gratificación hace a las personas más exitosas.
Otro ejercicio para incrementar
el autocontrol es la auto-supervisión. Promueva y revise sus logros. Defina lo
que desea lograr. Válgase de algunas herramientas como calendarios
electrónicos, teléfonos o aplicaciones que le sirvan para recordar que tiene
que limitar algunos asuntos que le causan placer.
Las investigaciones
relacionadas a la inteligencia emocional han determinado que quienes logran el
autocontrol tienen mejores y más largas relaciones interpersonales porque aprenden
a acoplarse a las circunstancias.
Las personas con autocontrol
tienen más cohesión familiar y menos conflictos interpersonales, son empáticas
y seguras.
Los líderes con alto
autocontrol son más confiables y más íntegros.
El autocontrol impide los problemas
por la falta de control de impulsos. (Raúl Gorrín)
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