(Raúl Gorrín)El silencio nunca será una
solución para los problemas. De eso puede dar testimonio la psicología, ciencia
que estudia las relaciones humanas, sus patologías y todo aquello que
contribuya a mejorarlas. Es una regla de oro: comunicarse es fundamental.
Ya sea en
la familia, en la vida afectiva o en el trabajo, exponer las inquietudes, los
malestares, los desacuerdos, es vital.
Es preciso
comunicarse y confiar que esta vía será le mejor manera solucionar los
desacuerdos.
Surge en esto
un conecto que es muy importante, la comunicación empática. Recuerde que por
empatía entenderemos la capacidad cognitiva de percibir lo que otro ser puede
sentir.
¿Cómo
comunicarse empáticamente?
Escriba el
mensaje, un técnica para no dejar nada al azar o, peor, olvidado. Escriba
un borrador de lo que quiere comunicar, ordene los distintos aspectos del mismo
según su prioridad.
Evite
frases que puedan herir al otro o que constituyan un ataque a sus valores y
principios, o sean una acusación.
Exponga
claramente su visión sobre el asunto.
No pierda
el tiempo exponiendo temas que no están relacionados con el problema.
Al
escribir con anterioridad lo que expondrá podrá razonar más calmadamente y
evitará los insultos o frases peyorativas o hirientes.
Estará,
por tanto, evitando los ruidos en la comunicación.
Y es que
los “ruidos” lejos de aclarar, sólo enturbian el panorama y evitan las posibles
soluciones.
Elementos
distractores como enviar mensajes de texto mientras se hace la exposición,
escoger ambientes con poca privacidad, pretender usar el correo electrónico
como vía para plantear soluciones, solo contribuirá a enturbiar la comunicación
empática que debe ser cara a cara.
Lograr
enviar mensajes sin ruidos favorece la comunicación empática y, por ende, el
entendimiento y la solución, pues aparte de trasmitir los aspectos racionales
también podrá facilitará los emocionales.
Esto
aplica en el hogar y en la empresa. Conversar, comunicarse con los otros
implica una actitud proactiva, por tanto, olvide los celulares, el Tablet, el
correo electrónico, la computadora o el televisor y céntrese en atender a su
contraparte.
La
comunicación de ninguna manera debe causar temor, sino que debe constituirse en
un aliado que permite el entendimiento, la unión, la concordia y la unión. . (Raúl
Gorrín)
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