Por
Raúl Gorrín.- Hemos venido hablando del mobbing o acoso laboral en nuestras
últimas entregas y queremos seguir profundizando en este tema que creemos es
fundamental que sea de dominio público a objeto de poder enfrentarlo y
vencerlo.
Y es que el mobbing o acoso laboral es un problema realmente grave que afecta
no solamente a las víctimas directamente involucradas en el hecho, sino que sus
consecuencias se extienden más allá de ellas y alcanzan a su familia, amigos y
entorno en general, como es el caso de sus compañeros de trabajo y las
organizaciones en las que se desempeñan.
El mobbing
o acoso laboral es un síntoma de la sociedad enferma a la que nos
enfrentamos hoy día, por lo que el asunto deja de ser un problema particular y
se convierte en un problema de todos.
En esta ocasión haremos referencia a las
consecuencias que trae consigo el acoso laboral.
Así, en primer lugar tenemos las
consecuencias psicológicas que el mobbing
deja en las víctimas, quienes son propensas a padecer trastornos de estrés
postraumático, caracterizado por la somatización del trastorno, acompañados de
problemas emocionales, depresión y ansiedad.
Sobre la depresión, diremos que el acoso
laboral provoca en la víctima la pérdida de autoestima, el bajo autoconcepto y sentimientos
de culpa. De no atenderse a tiempo con seguridad desencadenará un cuadro depresivo
grave.
Entretanto, la ansiedad se apodera de las
víctimas de mobbing que puede llegar
a ser un trastorno generalizado en el
que el miedo y las conductas en las que busca evitarlo todo alcanzan tal grado
de gravedad que pueden llevar a los afectados al suicidio.
El mobbing
también trae consigo consecuencias físicas, pues el acoso continuo y
sistemático desencadena, entre otros padecimientos, trastornos
gastrointestinales, trastornos del sueño, desajustes del sistema nervioso autónomo,
entre otros.
Entre las consecuencias familiares que el acoso
laboral provoca se encuentran la afectación de la relación de pareja y también
el desarrollo psicológico negativo de los hijos.
El acoso laboral también tiene
consecuencias sociales, pues quienes son víctimas de ella pudieran llegar a
desarrollar conductas de inadaptación social que se manifiestan como
asilamiento o bien como agresividad.
Las consecuencias laborales van desde la
pérdida del trabajo, su abondo como consecuencia del acoso laboral, hasta
dificultades en el futuro para adaptarse a cualquier otro puesto de trabajo.
Finalmente, en las organizaciones
igualmente se dejan sentir las consecuencias del mobbing o acoso laboral, por cuanto las pérdidas que pueden llegar
a sufrir van desde la baja o nula rentabilidad e improductividad, hasta el
desarrollo de un mal clima laboral y el deterioro de su imagen pública, entre
otras.
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