Por Raúl Gorrín.- El día a día, la convulsión de los tiempos, la crisis económica global, las particularidades económicas, políticas y sociales de cada país, en fin, cientos de factores que hacen que vivamos tiempos de dificultades que es preciso saber sortear y manejar para no sucumbir.
Los jefes de equipo de trabajo saben perfectamente que estas circunstancias afectan el desempeño y la vida de quienes conforman su grupo, pero el “el show debe continuar” y los procesos de las empresas o emprendimientos sencillamente no pueden detenerse. Hay que seguir remando en pos de la orilla.
En medio de ese panorama hay que aprender a mantener el espíritu positivo para así hacer que el ritmo de trabajo sea sostenido, todo en medio de vaivenes y problemas que pueden hacerle perder el control.
¿Cómo evitarlo? He aquí algunas recomendaciones.
Por sobre todas las cosas hay que evitar el volverse reactivo en momentos de coyuntura. Es preciso hacerse de la mayor y mejor información para analizarla concienzudamente antes de decidir. No hacerlo puede llevarlo a cometer un error. Por más urgente que sea un asunto, tómese unos minutos para sopesar los distintos factores del problema. Muchas veces los directivos se ven tentados a tomar atajos en tiempos de crisis. ¡Evítelo! Las consecuencias pueden ser peores que el problema mismo.
No vuelva a las soluciones que desechó en el pasado. Es una tentación, pero puede ser peligroso. Piense en otra alternativa.
Los directivos deben abrirse a nuevas posibilidades y visiones y, por ello, debe evitar acudir nuevamente a los mismos consejeros de siempre. Indague otras posibilidades. Los viejos problemas puede que necesiten nuevas soluciones.
Lo natural es que las organizaciones crezcan con el tiempo. En la dirección al éxito hay crecimiento y desarrollo. Una tendencia de algunos directivos suele ser deshacerse de medios y recursos para tratar de producir lo mismo o más. Una fórmula por demás errada que no conduce a nada bueno. Se desatienden áreas vitales como el servicio al cliente en el afán de que un número más reducido de trabajadores continúe rindiendo y produciendo lo mismo que hasta ahora.
Descuidar la vieja clientela por salir en busca de nuevos clientes es un error garrafal. La fidelidad no puede pagarse con traición. Ese cliente consecuente con su marca debe y tiene que seguir siendo tratado como un rey. Sus requerimientos son muy importantes que, al atenderlos seguramente podrá captar nuevos clientes. Viene por añadidura.
No caiga en el error de satisfacer los egos en lugar de buscar la solución de los problemas y procesos de la organización. Hay que saber distinguir entre la buena asesoría y los deseos de figurar.
Es fundamental no caer en pesimismo. El tiempo hay que usarlo en la búsqueda de soluciones y no en lamentaciones y en emitir comentarios que nada agregan ni sirven para la solución de los inconvenientes. Lo que aplica es el uso eficiente del tiempo con relaciones enriquecedoras entre los integrantes de los equipos de trabajo que aporten valor a la labor diaria.
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