Por Raúl Gorrín.- Comencemos esta entrega definiendo qué es
la liquidez, por lo que diremos es la capacidad que tiene una organización para
enfrentar sus obligaciones en el corto plazo, en pocas palabras, hablamos de la
posibilidad que tiene una empresa o emprendimiento de obtener dinero en
efectivo en poco tiempo, es la proximidad que tiene un activo de transformarse
en dinero.
Entonces nos referimos a los activos capaces de convertirse
en efectivo en la menor cantidad de tiempo posible sin perder —o por lo menos
hacerlo en poco porcentaje— su valor.
Un bien será más líquido en la medida en que fácilmente se
obtenga dinero por él.
Contablemente, la liquidez es el dinero en efectivo, en
caja, las monedas, los billetes.
Los depósitos a la vista en bancos se tienen como un activo
líquido, por cuanto se transforman en dinero en mano en poco tiempo, sólo es cuestión
de acudir a una entidad financiera y canjear un cheque o hacer un retiro en un
cajero automático.
Eso sí, hay que advertir que en cuanto más líquido es un
activo, pues entonces es menor su rentabilidad para quien lo posee.
Para las organizaciones la liquidez reviste mucha
importancia, sobre todo en tiempos en que el crédito es escaso. La liquidez de
una empresa le permite hacer frente sin inconveniente a sus obligaciones de
pago.
Entretanto, por riesgo financiero entenderemos los
imprevistos o la probabilidad de que surjan contratiempos. Son las
posibilidades que tiene una empresa de sufrir un revés financiero como
consecuencia de la adopción de medidas inadecuadas en la empresa.
Pero como también son posibles otras lecturas, en la medida
en que hay más riesgos, pues existe más probabilidad de ganancia. En pocas
palabras, quien no se arriesga no cruza el río.
La empresa que asume un riesgo está en posibilidad de
perder, pero también de ganar en mayor medida que aquella organización que
sencillamente no corre riesgo alguno.
Son varios los tipos de riesgo financiero, siendo los más
conocidos el riesgo de liquidez, el riesgo de crédito y el riesgo de mercado,
este último relacionado con el riesgo de tipo de interés, riesgo de cambio,
riesgo de mercado.
Sea cuál sea el tipo de riesgo financiero, hay incertidumbre
en cuanto a lo que ha de suceder, de modo que no se sabe con certeza lo que
puede suceder. Por lo general las organizaciones toman riesgos con su dinero
con miras a obtener mayor rentabilidad que con otras operaciones financieras.
Pero, entonces, definamos la rentabilidad financiera, en
virtud de que nos hemos referido a ella repetidas veces.
Así, entendemos por rentabilidad financiera el beneficio
económico que se alcanza con los recursos necesarios que se utilizan para este
fin. En el caso de los accionistas o inversionistas, pues será el retorno que
obtienen de su inversión.
La rentabilidad, esta medida de la empresa que invierte
fondos para generar ingresos, se calcula dividiendo el beneficio neto entre el patrimonio
neto. Es decir, si invierte un millón de dólares y se logra en intereses 50.000
dólares, la rentabilidad será del 5 por ciento.
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