Por Raúl Gorrín.- El espíritu de sacrificio de muchos
emprendedores los lleva a abstenerse de cobrar un sueldo durante más tiempo del
que la prudencia dicta que es conveniente. Es cierto que la tentación de reinvertir
lo que se obtiene en el propio negocio hasta no haber dejado los números rojos
atrás es grande, pero en el algún momento esta situación tiene que terminar.
Y es que los inconvenientes que llevan a los emprendedores a
asumir esta actitud de pretender esperar
hasta haber cancelado por completo a los inversionistas y haber logrado
conformar un buen colchón financiero, nunca terminan o, por lo menos, tardan
mucho.
Siempre habrá algo nuevo que surja y el emprendedor saldrá
nuevamente a poner su cara y sacrificará su sueldo. Esto normalmente es así en
el periodo de desarrollo, un tiempo que puede ser considerablemente largo.
Quien pone un negocio quiere que este sea rentable, es
normal, pero es necesario que el emprendedor desista de esta actitud y decida
cobrar su salario así este no sea una gran cantidad.
Tenga en cuenta que es contraproducente no cobrar lo que le
corresponde por derecho, pues en su cuenta personal no estará ingresando
absoluatmente nada. Esto, tarde o temprano traerá el colapso sobre sus finanzas
al tener que estar viviendo permanentemente de sus ahorros.
Así que la temporada de sacrificio no tiene que ser eterna y
tan pronto comiencen a percibirse las ganancias del negocio el emprendedor debe
cobrar su sueldo, así este sea una cantidad modesta.
Esto del salario modesto se compensa luego al momento de
reparto de utilidades cuando se percibe un monto mayor. Este sistema es
apropiado cuando son varios los socios y este acuerdo lleva a todos a poner más
empeño en su labor en aras de lograr unas mayores ganancias.
El emprendedor, del mismo modo que considera los costos
operativos como el alquiler, servicios, papelería, etc., también tiene que
estimar cuál es el valor de su tiempo de trabajo. En la etapa inicial del
negocio el salario podría fijarse un sueldo bajo y debe ir incrementándose
conforme la empresa se vaya estabilizando.
Pero sea que el emprendimiento cuente o no con
inversionistas, el emprendedor debe cobrar su salario tan pronto comiencen a
percibirse ingresos. Para algunos inversionistas el que el emprendedor pretenda
ganar un sueldo extremadamente elevado desde el primer día puede ser mal signo,
pero el extremo contrario de no cobrar nada tampoco es conveniente.
Lo que debe regir es cobrar un sueldo cada mes como
emprendedor, reinvertir las utilidades en la empresa y solventar las deudas del
negocio.
Finalmente, hay que acotar que cobrar el salario mensual es
para el emprendedor una motivación para compensar todo el esfuerzo realizado
que, seguramente generará mucho estrés y agotamiento. El emprendedor necesita
ver los resultados para seguir adelante con entusiasmo.
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