Por Raúl
Gorrín. Cuántas veces hemos escuchado hablar de la necesidad de promover el
espíritu empresarial para dejar de lado los criterios que se han manejado hasta
ahora y estimular la actitud emprendedora de los venezolanos
y crear valores que sean capaces de generar una conciencia colectiva en base a
la producción y la realización personal.
El espíritu empresarial debe estar orientado a inculcar los valores del trabajo, de independencia, de superación y de solidaridad y convertir al empresario exitoso en un ejemplo que conviene imitar, destacando el papel que juega el emprendedor en la activación en positivo de la gente y en la construcción de una sociedad más equilibrada.

En materia
de promoción del espíritu empresarial el trabajo debe iniciar desde el núcleo
primario de la sociedad, que es el hogar y proyectarse en los niveles de
educación básica, primaria y superior. El trabajar desde la base garantiza que
por generaciones, la sociedad vea en el emprendimiento una opción promisoria de
realización personal, profesional y económica y un método para transformar
positivamente la sociedad.
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