Por Raúl
Gorrín. Los empresarios
humanistas se diferencian de los tradicionales por los valores que imprimen a
su actividad empresarial. Mientras que el grueso de emprendedores son movidos
por el afán de generar riqueza, y el dinero es su centro de negocios, el
empresario humanista se inspira en la gente y trabaja enfocado en servir a la
comunidad y en convertirse en un ente activo capaz de aportar dinamismo a la
sociedad.
Al igual
que el modelo tradicional, los empresarios humanistas asumen riesgos para
triunfar en el desarrollo de sus empresas. Estimulan la creatividad y la
innovación, decide se rodean de un personal capacitado y que comulgue con los
principios y valores humanistas, con la ética y el compromiso social
empresarial.
Para ser
empresario, es importante que el deseo, la manifestación, el interés, la
aspiración, vaya acompañado de un motivo fuerte, importante y legítimo de
emprender y desarrollar algo, así como de poseer el conocimiento y capacidad en
el campo al que se dedicará, ya que trabajará con elementos diferentes e
interdisciplinarios. Sin embargo hay un elemento primario, básico que prevalece
siempre, y es el valor de emprender para cambiar la sociedad y para darle
un aporte a la gente. Debe hacer un esfuerzo extraordinario que le permita
detectar las necesidades de la sociedad en general e invertir y trabajar
para el futuro y cambiar la sociedad positivamente.
http://raulgorrin.org/
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