viernes, 1 de abril de 2016

Raúl Gorrín: El humanismo y los negocios, un esquema a favor de la gente

Por Raúl Gorrín. Definitivamente el mundo empresarial está cambiando. Diariamente crece el número de líderes empresariales con conciencia social que, preocupados por la realidad de sus empleados o de los lugares donde están establecidas las empresas, se deciden a modificar el ámbito de acción que ocupan para mejorar la situación de sus entornos.
 
Con el paso del tiempo los ejemplos se multiplican. Microcréditos, saneamiento del medio ambiente o la recomposición familiar son algunos de los temas que se abordan con pasión en un mundo empresarial cada vez más heterogéneo y lleno de posibilidades de ampliar sus acciones en beneficio de las personas.

Las empresas basadas en valores humanistas buscar actuar como un elemento activador positivo en las comunidades, en especial aquellas que se encuentran en situación precaria. La idea es contribuir en la búsqueda de soluciones para mermar la pobreza ha permitido en algunos países crear programas que ayuden a la gente a mejorar sus niveles de vida. Entendemos que hay que atacar los cuatro pilares sobre los que se sostiene la pobreza: la falta de crédito, la falta de educación, el aislamiento por la falta de trabajo y la ausencia de vínculos. Las empresas humanistas trabajan para cambiar esa realidad y permitir que la economía sirva para la gente y contribuya a buscar soluciones efectivas para solventar la situación.

Las empresas basadas en el humanismo, tienen como finalidad de generar el desarrollo social y la inclusión productiva. La idea es actuar como un elemento activador positivo que permita que la gente se les despierte y se les capacite para convertirse en agentes reales de cambio y de activación social.

El objetivo de las empresas humanistas no se limita única y exclusivamente a tomar a la empresa como un fin de lucro, sino con una concepción social. Parte de lo que la empresa genera debe volver a la sociedad y a los empleados.
 
Aprovechar el talento de la gente es una misión, hay que trabajar para desarrollar esos talentos y buscar que se queden en el país, para que juntos podamos crear condiciones óptimas para el crecimiento y el desarrollo.  Es necesario comenzar desde que están en las escuelas. Es hora de aprender del potencial que tenemos. Y para alcanzar eso hay que utilizar las empresas como vehículos del cambio.

El auge de  pensamiento humanista sobre las empresas es una extraordinaria realidad y un ejemplo de crecimiento de positivo. Cada día vemos como con mayor satisfacción como las empresas han generado programas de becas para estudiantes, talleres de formación para mejorar la educación, implementación de medios para mejorar su rendimiento en términos humanos y centrarse el aprovechamiento de las actitudes positivas y fortalezas de una organización en lugar de concentrarse sólo en las áreas de mejora. 


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